martes, 28 de junio de 2011

Un poema de Cuadernos de Lisboa recitado por una conocida persona libro

ARIEL BUSCA SALIDA


And I a smiling woman.
I am only thirty.
And like the cat I have nine times to die.


                            Sylvia Plath



Sola,
como una luna desprendida,
silencia la memoria en otras sílabas,
cultiva grietas
y escribe su presente tan enfermo.


Se sueña, con la dosis, a sí misma,
dialoga con el gato, piensa en ser
gato, tener más vidas,
en sentir de otro modo,
en la morfina,
en que esta vez la luna amarilla sólo es
una uña cortada,
cambiar esta rutina,
recuperarse.




                     Daniel García Florindo              
                     Cuadernos de Lisboa, 2011



lunes, 20 de junio de 2011

"Los políticos", poema de Juan Bernier que suena como nunca


Ante la coyuntura política y social que vivimos, ante este momento de exaltación ciudadana, de ilusión y esperanza en la unión del pueblo indignado y ofendido por la clase política y por los medios (de desinformación) que ocultan, manipulan y tergiversan la verdad -porque la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero- (gracias don Antonio, por recordárnoslo con Mairena). Ante todo esto traigo aquí uno de los poemas que Juan Bernier (La Carlota, 1911 - Córdoba, 1989) -magnífico genio indignado- publicó en la España de 1959 (salvando la censura de la política de Franco, paradójicamente, tan intensa como la actual). En recuerdo del poeta más social del grupo Cántico de Córdoba, en el año de su centenario, este poema de su segundo libro Una voz cualquiera como si estuviera en Sol, en las Tendillas de Córdoba, en la Encarnación ("Las Setas") de Sevilla o en cualquier plaza de España imprecando justicia junto a la gente que se dan cuenta de todo y se unen y se unen y se unen...




LOS POLÍTICOS


Nos damos cuenta los hombres enteramente de todo,
pero no podemos con los que tienen cargos importantes.
Sabemos que pueden ser honrados esencialmente,
que pueden ser borrachos o cobardes acaso.
Unos están levantados por los votos unánimemente,
otros por el ejército no tan unánimemente,
otros por sus escudos genealógicamente.

Sabemos que ellos dirigen el mundo,
que inauguran hospitales y ponen las primeras piedras;
pero nada sabemos de su vida particular,
si son, si no son, sino lo que cuentan los periódicos.
Presiden Consejos y hacen declaraciones que no leen sus súbditos,
y cada uno de ellos manda en su territorio particular,
y la muestra es que de vez en cuando ajustician con gran ceremonia
y una nota interesante de su poder es el garrote, o la cámara de gas.

También mueven ejércitos, soldados, no de plomo,
que desfilan, juegan; y el ministro del pequeño país
compra tanques, y el del más grande, submarinos;
se arman, se rearman y los pobres aplauden los desfiles
donde ondea de cada uno su bandera particular
con la hoz, con la luna, con el escudo,
con su color, policolor, particular.

Y el vodka en los almuerzos se consume o en la cena el champán.
Oriente y Occidente; indigestiones influyen en la Bolsa,
se brinda por la paz, el matadero científicamente se prepara.
Agotados los sabios, los obreros roen su pan.
El horario es el látigo de ahora. Prisa por construir,
mientras se ríe la calavera del futuro ciego.

Nos damos cuenta de todo, pero nada podemos hacer;
Nos hacen votar, nos condecoran, súbditos somos, pues;
el pan nos falta, los zapatos, la vitamina tal;
hacinados vivimos, la colmena humana su reina tiene.

Los políticos sabios discuten, ríen, viven.
El protocolo ciñe sus vientres de bandas,
el paso es solemne y la engolada voz
manda sobre las trompetas, los tambores, los tanques, los cañones,
y la mecha del átomo en su mano.
Nada podemos hacer; pero nos damos cuenta aquí los hombres.





domingo, 19 de junio de 2011

Dos grandes poemas estoicos victorianos: "Invictus" y "Si"

Consultando la Wikipedia encontramos informaciones tan interesantes como estas. Presento aquí estos dos poemas que tienen en común su estoicismo y su inglés victoriano: "Invictus", de William Ernest Henley, y "Si", de Rudyard Kipling.

Invictus



"Invictus" es un poema breve escrito por el poeta inglés William Ernest Henley (1849–1903). Escrito en 1875, fue publicado por primera vez en 18881 en el "Libro de Poemas" del mismo, donde se hallaba el cuarto de una serie titulada Vida y Muerte (Ecos).2 No tenía título originalmente:2 las primeras ediciones contenían solo la dedicatoria A R. T. H. B.—en referencia a Robert Thomas Hamilton Bruce (1846–1899), un exitoso mercante de harina y panadero que era mecenas de la literatura.3 El título de "Invictus" (invicto, inconquistable en latín) fue añadido por Arthur Quiller-Couch cuando lo incluyó en el Oxford Book of English Verse (1900).4 5

A la edad de 12 años, Henley fue víctima de la tuberculosis a los huesos. Años después, la enfermedad había alcanzado su pie y los médicos anunciaron que la amputación por debajo de la rodilla sería la única forma de preservar su vida. En 1867 había logrado pasar con éxito el examen de entrada a la Universidad de Oxford. En 1875 escribía el poema desde una cama de hospital. A pesar de sus problemas de salud, vivió su vida de una forma activa hasta su muerte a los 53 años. Su amigo Robert Louis Stevenson basó su personaje del Capitán 'Long John Silver', en español John Silver El Largo, de La isla del tesoro en él.


Texto original en inglés



Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.

Versiones en español


Fuera de la noche que me cubre,
Negra como el abismo de polo a polo,
Agradezco a cualquier dios que pueda existir
Por mi alma inconquistable.
En las feroces garras de la circunstancia
Ni me he estremecido ni he llorado en voz alta.
Bajo los golpes de la suerte
Mi cabeza sangra, pero no se inclina.
Más allá de este lugar de furia y lágrimas
Es inminente el Horror de la sombra,
Y sin embargo la amenaza de los años
Me encuentra y me encontrará sin miedo.
No importa cuán estrecha sea la puerta,
Cuán cargada de castigos la sentencia.
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.

(Versión de Juan Carlos Villavicencio, publicada en Descontexto)

En la noche que me envuelve,
negra como un pozo insondable,
doy gracias al dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido ni llorado.
Ante las puñaladas del azar
si bien he sangrado, jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror,
no obstante la amenaza de los años
me halla y me hallará sin temor.
Ya no importa cuán recto haya seguido el camino,
ni cuántos castigos lleve a la espalda,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

Tomado del libro "El lenguaje en el pensamiento y en la accion" de S.I. Hayakawa, pag. 136
Desde las sombras de la negra noche, que mi cielo enlutecen, doy gracias a los dioses, por que nada mi alma abatir puede.
Los rudos golpes de la vida ni un !ay¡ me han arrancado; brota la sangre de mi testa herida, ¡pero no la he doblado!
Más alla de esta furia y estas lagrimas las tinieblas se espezan, mas no siento pavor por la amenaza de los años que vengan.
Angosta es esta carcel en que vivo; mi cadena es pesada. ¡Pero yo soy el dueño de mí mismo, el capitán de mi alma!

(Versión de la película Invictus)








Si... (Kipling)




«Si...» (originalmente "If—") es un poema escrito en 1896 por el autor inglés Rudyard Kipling, que en aquel momento contaba con 31 años. Fue publicado por primera vez en el «Brother Square Toes», capítulo de Rewards and Fairies, colección de poemas y relatos de Kipling de 1910. Como también ocurriera con Invictus, obra de William Ernest Henley, se trata de una memorable evocación del estoicismo de la era victoriana. Su reconocimiento internacional queda patente por el gran número de versiones y parodias que ha inspirado, así como por la amplia popularidad que todavía hoy tiene especialmente entre los británicos (tal es así que fue votado el poema favorito de los británicos en una encuesta organizada por la BBC en 1995). Uno de sus versos, «If you can meet with Triumph and Disaster and treat those two impostors just the same» («Si te encuentras con el Triunfo y la Derrota y a estos dos impostores los tratas de igual forma») está escrito en la pared de la entrada de jugadores de la pista central del torneo británico de tenis de Wimbledon. El poema completo fue leído por Roger Federer y Rafael Nadal para un vídeo promocional de la final masculina de Wimbledon de 2008.
Según el propio Kipling en su autobiografía Something of Myself, publicado póstumamente en 1937, el poema fue inspirado por el Dr. Leander Starr Jameson, quien en 1895 lideró una incursión de las fuerzas británicas contra los Boers en Sudáfrica, que por ello fue llamada la «Incursión de Jameson».1 Este evento incrementó las tensiones que finalmente desembocaron en la Segunda Guerra Anglo-Bóer. La prensa británica, sin embargo, retrató a Jameson como un héroe en medio del desastre.



If—

If you can keep your head when all around you
Are losing theirs and blaming it on you;

If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;

If you can wait and not be tired by waiting,
Or, being lied about, don't deal in lies,
Or, being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise;

If you can dream—and not make dreams your master;
If you can think—and not make thoughts your aim;
If you can meet with triumph and disaster
And treat those two imposters just the same;
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to broken,
And stoop and build 'em up with wornout tools;

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: "Hold on";

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with kings—nor lose the common touch;
If neither foes nor loving friends can hurt you;
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run

Yours is the Earth and everything that's in it,

And—which is more—you'll be a Man my son!


Si...

Si puedes mantener en su lugar tu cabeza cuando todos a tu alrededor,
han perdido la suya y te culpan de ello.

Si crees en ti mismo cuando todo el mundo duda de ti,
pero también dejas lugar a sus dudas.

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no te domina el odio
Y aún así no pareces demasiado bueno o demasiado sabio.

Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu amo;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes conocer al triunfo y la derrota,
y tratar de la misma manera a esos dos impostores.
Si puedes soportar oír toda la verdad que has dicho,
tergiversada por malhechores para engañar a los necios.
O ver cómo se rompe todo lo que has creado en tu vida,
y agacharte para reconstruírlo con herramientas maltrechas.

Si puedes amontonar todo lo que has ganado
y arriesgarlo todo a un sólo lanzamiento ;
y perderlo, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón y tus nervios y tus tendones,
para seguir adelante mucho después de haberlos perdido,
y resistir cuando no haya nada en ti
salvo la voluntad que te dice: "Resiste!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con sesenta segundos que valieron la pena recorrer...

Todo lo que hay sobre La Tierra será tuyo,

y lo que es más: serás un hombre, hijo mío.




Typography: IF by Rudyard Kipling from George Horne on Vimeo.

viernes, 17 de junio de 2011

El tiempo escrito (reseña crítica de Tumbada cicatriz, primer poemario de Iván Onia)





Con Tumbada cicatriz (plaquette n.º 3 de la colección «La poesía que viene», Ediciones En Huida, Sevilla, 2011) el joven poeta Iván Onia nace a la escena poética. Se trata de un libro que ya desde su título nos anuncia el uso de potentes imágenes que circulará a lo largo de toda la obra. Tumbada cicatriz constituye una perfecta metáfora del fondo que contiene el poemario, la huella de una herida tras el tiempo susceptible de interpretarse desde el presente, desde la reflexión y la creación poética. Pero también el poema contendrá la posibilidad de proyectar el tiempo hacia el futuro (pensemos, por ejemplo, en los últimos poemas «Para que me sobrevivan mis libros» y «Poema para después» que certeramente cierran la estructura del libro proyectándolo paradójicamente sobre el tiempo que vendrá).

Por tanto, ya se aborda y se funden temas esenciales como el tiempo, lo elegíaco o la memoria con el pensamiento y sentimiento del poeta que crea y recrea un universo poético muy peculiar. Un universo por el que se desplaza un discurso íntimo, sin elevaciones de voz que la haga parecer falsa, sin destemplanzas, ejerciendo así una técnica sin alardes, procurando que la invisibilidad de esa técnica no sea menor que su eficacia. Sin duda, algo que se agradece y caracteriza una línea clara de la poesía de los últimos tiempos en las letras hispánicas, una línea que, sin duda, parte de don Antonio Machado (pues para él también la poesía es un diálogo del hombre con el tiempo; y también para él, como nos cuenta su heterónimo Juan de Mairena, la oración Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa puede tener su correspondencia en lenguaje poético con esta otra oración: Lo que pasa en la calle). Precisamente «Lo que pasa» es el título del segundo poema de este cuaderno:

Lo que pasa es la ausencia de fronteras,
la incertidumbre unida a la certidumbre
de no saber apenas […]

Iván Onia consigue con este primer libro crear un mundo de símbolos cotidianos, de los cuales quizás el más característico sea el café por la polivalencia que le otorga el poeta: esa sustancia relacionada con el despertar, con la mañana, con la rutina que connota distintos matices según su lugar en el poema. En el primer poema titulado «Hoy me desperté», leemos, por ejemplo:

toda una suerte de imágenes que se repiten
desde el fondo vencido de la casa;
el tintineo de la cuchara en el café
o estas voces que se consumen sobre el presente.

En el poema «Verbena»:

o despertarse todas las mañanas
para beberse la sombra caliente
de un café como si fuese la propia.

En «Cafés de biblioteca» este símbolo se define de modo más evidente:

Los cafés de la biblioteca
son solubles, automáticos,
saben a rémora y asueto,
a urgencia, a charla, a beneplácito.
Tienen el espesor y el precio en paz,
son flemáticos o de un sorbo,
huelen siempre a palabra –pronunciada
                                                          o impresa–
se tornan en un chute necesario,
una excusa, un buche de aire
y un soplo de cafeína.
También son remordimientos, suspiros
de alivio o de utopía,
una droga, una esperancita
que nos espera a la hora en punto.
            […]

Así se ejemplifica su discurso poético no sólo en la forma que hemos comentado, sino también en el fondo que aborda la solidaridad del ser ante su destino, su futuro incierto, pero también la fortaleza para no caer, no rendirse a lo fatal que no es la muerte, sino esa superstición natural enemiga de la luz ilustrada de los libros:­

[…]
Así que el sagaz vidente que ve
o adivina el porvenir en
los posos fríos del café
debería estar aquí, buscar en
las papeleras y ponernos
a cada uno –pobres infelices–
un futuro a la medida.

Los libros pueden ser una referencia simbólica en metáforas como la que concluye el poema «Los flacos símbolos»:

Que fui un muchacho y te quise
sobre cada palabra que, ahora que no estamos,
tú rescatas igual que a un libro de las llamas.

O bien, los libros (de la biblioteca futura del poema «Para que me sobrevivan mis libros») son símbolos metapoéticos, los frutos de la creación literaria de Iván Onia. Nos referimos precisamente aquí al sentido metafórico que contiene el título de este cuaderno, a esa evocación constante del hecho poético como acto liberador que los libros conservan en sí mismos. Este motivo se asocia igualmente a otros símbolos, objetos cotidianos propios del escritor: la pluma, el lápiz y el cuaderno o el papel, lugar donde tiene lugar el teatro de operaciones, la lucha consigo mismo, con su propia creación (en «Poema con adversario» se concluye: Cerrar el cuaderno como se abren los puños).

Deja Iván Onia en su primer libro una serie de referencias intertextuales históricas, cinematográficas, poéticas que dibujan un marco perfecto para encajar sus inquietudes estéticas y reflexivas originadas por su educación sentimental («Noche en el Rick’s Café», «The Wallace Hartley Band»). El juego literario se enriquece con el guion de Casablanca, por ejemplo, en el primer aludido, junto a la ficcionalización del yo poético.

Sobresalen por su impacto poemas breves y sentenciosos iluminados por una potente imagen como en los poemas «Cartas» o «Diálogo», así como en «Madrugada de chicle y bagatelas», colección de ocho sentencias donde el lenguaje metafórico se muestra en su máximo esplendor. A modo de proverbios que coquetea con los del mencionado Machado o con la greguería de don Ramón encontramos composiciones tan brillantes como estas:

            […]
V
Sobre las camas de los hospitales
crecen las rosas con un beso en la frente.

VI
Cuando los dioses notan el metálico
sabor de las heridas, huyen hacia
el Olimpo sangrando mortalidad.

VII
Es cierto, mis pies huyen,
pero no reconocen el circulo.

VIII
Hasta mi pluma miente si pronuncio
-líquidas, negras- estas alambradas.


No cabe duda de la modernidad de esta poesía afín a una poética de la experiencia, una poesía que, no obstante, no trata de parecerse a nada, sino más bien huir de cualquier tendencia y buscar su propia voz, única y original hacia otra dirección órfica, incierta, recóndita y apasionante. 

domingo, 12 de junio de 2011

Presentación de TUMBADA CICATRIZ, poemario de Iván Onia


El próximo martes, 14 de junio, a las 20.00 h en el Ateneo de Sevilla (C/ Orfila, 7) tendré el gusto de presentar el poemario de Iván Onia Tumbada cicatriz, publicado por Ediciones En Huida, en su colección "La poesía que viene" (plaquette n.º 3). Naturalmente, estáis todos invitados.

domingo, 5 de junio de 2011

Diálogo poético



acto organizado por la asociación cultural cool-tura y ediciones en huida:

La poesía que respira: Reflexiones y lectura poética

El próximo día 9 de junio, jueves, a las 20.00 h, en la Casa de la Provincia (Plaza del Triunfo, 1, Sevilla), en el salón de actos de usos múltiples (tras el umbral de la puerta principal, a la izquierda) tendrá lugar el diálogo poético entre los poetas Tobías Campos Fernández y Daniel García Florindo y sus respectivos poemarios Llaves extremas (Ediciones Vitruvio, 2010) y Cuadernos de Lisboa (Ediciones En Huida, 2011).

Ambos poemarios podrán ser adquiridos en este encuentro, un diálogo poético donde se cruza la creación y la lectura de cada poeta sobre el otro.