sábado, 31 de julio de 2010

Amanecer en Pennsylvania, la resurrección de un libro


Mi primer libro, Amanecer en Pennsylvania, se publicó en agosto del 2001, tan sólo veintisiete días antes del atentado de las torres gemelas. Es increíble cómo coincidió de alguna manera la sombra apocalíptica del libro. Sentí entonces con estupor la confirmación de la muerte simbólica de la Historia, tema recurrente en el libro ("Amigo mío, no fue la Providencia / la que me llevó a Rhode Island, / a navegar por tus versos, sino la memoria futura / de nuestra Historia muerta") y cómo se desplomaban atónitos los poemas de mi primer libro, pues definitivamente la realidad no sólo había superado a la ficción, sino que se la había apropiado y había convertido al símbolo en evidencia:

El mundo, al borde del abismo
-bajo la sombra de Superman-
no detiene su caída sin palabras,
mientras los siglos expiran
los últimos humos de la metrópoli.

Fragmento de "Rapsodia para un milenio recién nacido",
en Amanecer en Pennsylvania, Cuadernos de Sandua, 2001

Todo ello provocó mi falta de apetencia de promover por aquellas fechas este poemario.

Hoy, sin embargo, tras nueve años me reencuentro con él gracias a otras miradas reivindicativas de la poesía y la literatura en Sevilla. Me anima a recuperarlo de los almacenes y a promoverlo la pasión por la cultura y los libros del escritor (librero-editor) y gestor cultural Fran Nuño, que con iniciativas como el ciclo de lecturas poéticas "El Patio de los libros" ofrece una alternativa cultural al público sevillano. Él es el verdadero motor de esta resurrección que hoy, tras la distancia del tiempo, aprecio en su naturalidad y frescura. Y pienso que ya es hora de mostrarlo.

La sesión "Anochecer en Sevilla, amanecer en Pennsylvania" del día 29 de julio en el Patio de los libros fue realmente entrañable, un encuentro con un publico íntimo y cercano, un reencuentro también con mi propia obra y con el tipo que fui hace nueve años. Estuve acompañado de mi compañera de viaje, Rocío, además de magnífica poeta y rapsoda, y de mi compañero y amigo, Raúl Guerrero. No puedo dejar de mencionar al inmenso público integrado especialmente por el grupo del taller de arteaula, alumnos amigos de Rocío (Marta, Juan, José, Silvia...), María Dolores o Elisa Armas, y a Luis, mi hermano. También a los ausentes que no pudieron venir (Pedro, Martín, Carmen, Charo o Irene). En otra ocasión será.

Continuaré, pues, mostrando poemas en este blog, y con la ayuda de Fran Nuño continuaremos presentándolos en distintos espacios de Sevilla. Quien esté interesado en adquirirlo puede dirigirse igualmente a la librería Nuño.

Gracias.


2 comentarios:

Elisa dijo...

Dani, llegué tarde y tuve que marcharme un poco antes del final, me hubiera gustado que no fuera así, pero disfruté mucho del rato que estuve con vosotros.
Un saludo y feliz verano a los dos.

Daniel G. F. dijo...

Gracias, Elisa. Feliz verano también para ti. Nosotros ya estamos en la playa. Besos también de Rocío.