jueves, 17 de julio de 2008

Hasta mañana


Este poemario le valió a su autor, Juan Manuel Romero, el IX Premio de Poesía “Emilio Prados”. De él selecciono el poema “Biopsia” para extraer algunas conclusiones generales sobre el libro:


BIOPSIA

Espero el resultado
y surge la palabra aceptación.

En ella hay algo lento,
que se mueve con fuerza
como savia que alcanza brotes altos.

En ella hay una luz que cuesta comprender,
lo mismo que en la ola que rompe contra el dique
y pese a ello vuelve.

Espero el resultado de la prueba
y pienso en la palabra aceptación
como un punto de apoyo
o de partida:
sin miedo al otro lado de mí mismo.



Impresiona este poema de entrada (y tras la clave del título). La voz poética nos sumerge en un momento grave y delicado ante la cual surge una palabra con la que se establece esa dialéctica entre lo que se dice (la palabra) y lo que se representa o significa (‘aceptar el hecho’), y naturalmente esa dialéctica es una lucha interior muy humana de superación. No sólo se toma distancia efectiva, sino que se gana en verdad, nos sumergimos en la contradicción del posible enfermo abocado a morir (sin miedo), a conocerse también al otro lado, si es preciso. Un poema difícil y certero que ahonda en el intelecto y en la sensibilidad, como este, nos convence para leer el resto del libro, sin duda alguna.

lunes, 14 de julio de 2008

La vida nueva


La vida nueva es el último titulo del poeta Eduardo García, título dantesco que ya se anunciaba, de alguna manera, en su breve poemario anterior Refutación de la elegía, en el que Eduardo García parecía abrir una nueva vereda en su poesía, una apuesta hacia la vida y la alegría de vivir. Emociones mucho más difíciles de expresar a través de la reflexión poética, una reflexión que va más allá de la filosófica, pues se prefiere el camino de la intuición intelectual al de la sistematización terminológica. La exploración del lenguaje en el pensamiento y del pensamiento en el lenguaje es el eje que domina toda la obra del poeta. Es ahora cuando los límites de la realidad se expanden más allá de sí misma a través del símbolo, y donde los límites de la poesía son los impuestos por la misma realidad, pues de otro modo se caería en lo absurdo, en lo irracional, en la oscuridad de una poesía que se mira a sí misma sin decirse absolutamente nada. Por eso, la poesía de Eduardo García sí nos habla de frente y nos mira a los ojos como el espejo en el que nos miramos cada mañana. Y es por ello que selecciono este poema del libro que me ha gustado especialmente:


RITUAL DE LAS AGUAS

Si al lavarme las manos las desnudo
del rastro de mis pasos, si ya el agua
en ágil torbellino
va arrastrando la ciénaga adherida,
la polvareda, el vértigo, las máscaras,
si se descascarilla el tono sepia de los sueños,
va aflorando la luz, ya se abre paso
la brisa entre mis manos, ya despierta
bajo la piel el manantial,
la sangre vierte su latido errante
atravesando músculos, tendones,
devolviendo la carne a su alta cumbre,
su pálpito sin freno, sus turbios aletazos,
y al secarme las manos las despojo
del letargo y sus restos de cenizas,
las regreso a su vuelo de pájaro en la aurora
con sus dos alas blancas
inaugurando el día, acariciando
tanta vida ya a punto de brotar.